Demasiado Joven para el Matrimonio: Una Vida de Sacrificios
A los 48 años, reflexiono sobre mi vida, dándome cuenta de que los sacrificios que hice por mi familia me dejaron vacía y sola. Me casé con Javier por necesidad, no por amor, y dediqué mi vida a él y a nuestros hijos, Lucía y Diego. Ahora, mientras busco mi lugar en un mundo que parece haber seguido adelante sin mí, me enfrento a la soledad y la necesidad de encontrarme a mí misma.