¿Vas a esperarme?
Me llamo Wanda y hoy, frente al espejo, me pregunto si alguien puede esperar a una mujer que ya casi cumple cincuenta años. La vida me ha pasado por encima como un tren, llevándose sueños, amores y hasta la fe en mí misma. Pero en medio de las sombras y las arrugas, intento encontrar razones para seguir creyendo en el amor y en mi propio valor.