No soy la sirvienta de nadie, aunque lleven mi apellido
Después de una larga jornada en la farmacia, llego a casa agotada, solo para enfrentarme a las exigencias de la familia de mi esposo, quienes creen que por llevar el mismo apellido pueden tratarme como su sirvienta. Entre el cansancio, la frustración y la falta de apoyo de mi marido, me enfrento a una decisión que cambiará mi vida y la de todos a mi alrededor. Esta es la historia de cómo aprendí a poner límites y a reclamar mi dignidad en medio de las expectativas familiares latinoamericanas.