La última promesa de Lucía
En medio de la noche, mientras el reloj marcaba las tres, me arrodillé junto a la cama de hospital donde mi esposa, Marta, luchaba entre la vida y la muerte tras un inesperado derrame cerebral. La incertidumbre y el miedo me desgarraban por dentro, pero una promesa hecha años atrás me obligaba a no rendirme. En ese silencio roto solo por los pitidos de las máquinas, aprendí que el amor verdadero se mide en los momentos más oscuros.