El último abrazo de la abuela Rosa
En una noche de lluvia, me encontré llorando en la penumbra de mi cuarto, abrazando el chal que mi madre tejió hace décadas. Mi nuera, Mariana, había decidido que lo mejor para todos era llevarme a un asilo. Entre recuerdos, reproches y silencios, reviví mi vida y el dolor de sentirme una carga para mi familia. Esta es la historia de cómo el miedo a la soledad puede rompernos el alma, pero también de cómo el amor puede sanar heridas profundas.