El eco de los recuerdos perdidos
Me llamo Carmen y nunca imaginé que la fe y la oración serían mi único refugio cuando mi madre, Rosario, empezó a olvidar nuestros recuerdos más preciados. La impotencia y el dolor nos desgarraron a mi padre y a mí, pero juntos aprendimos a encontrar esperanza en los pequeños milagros cotidianos. Esta es la historia de cómo la fe nos sostuvo cuando la memoria de mi madre se desvanecía.