La cita que nunca fue: regreso a Salamanca tras treinta años
Regresé a Salamanca después de más de tres décadas y, en un parque, me encontré con Tomás, el hombre que nunca acudió a nuestra cita de juventud. El reencuentro removió heridas antiguas y desató una conversación que cambió mi percepción sobre el pasado y el perdón. Entre recuerdos, reproches y confesiones, descubrí que el tiempo no borra las emociones, pero sí puede transformarlas.