Cuando la herencia se convierte en condena: El eco vacío de la casa de mi madre
Desde el día en que enterré a mi madre, mi familia se transformó en una jauría hambrienta por la herencia. Cada rincón de la casa me recuerda su ausencia y el frío de la avaricia ajena. Ahora me pregunto si tiene sentido aferrarme a estas paredes, cuando ya no queda calor en ellas.