Herencia en Madrid: El precio de lo que dejamos atrás
Recuerdo el momento exacto en que mi madre, Carmen, nos reunió en la cocina para decirnos que habíamos heredado un piso en Madrid. Aquella noticia, que parecía una bendición, fue el principio del fin de nuestra familia tal y como la conocíamos. Entre discusiones, secretos y la presión de adaptarnos a una ciudad que nunca fue nuestra, aprendí que a veces lo que más duele no es lo que perdemos, sino lo que dejamos atrás por miedo a perderlo todo.