El precio de una fiesta: cuando la familia no está invitada
Mi hija Lucía gastó todos sus ahorros en una fiesta a la que no invitó a nadie de la familia. Siempre fue hábil para conseguir lo que quería, no por su inteligencia, sino por su capacidad de manipular a quienes la rodeaban. Esta vez, su decisión nos enfrentó a todos con verdades incómodas y heridas profundas.