Nunca volveré a casa: La herida invisible de la familia
El sábado pasado, tras una discusión con mi hermana Lucía sobre vender mi piso en Madrid para volver al pueblo, juré no regresar jamás. Mi hermano Andrés apareció al día siguiente con una cesta de manzanas y palabras de reconciliación, pero el resentimiento y la herida seguían ahí. Esta es la historia de cómo el peso de la familia puede romper incluso los lazos más profundos.