El día que eché a mi hijo y a su esposa de casa: el precio de la culpa
Una noche, tras años de silencios y sacrificios, tuve que pedirle a mi hijo Sergio y a su esposa Marta que se marcharan de mi piso en Madrid. Durante mucho tiempo viví atrapada en la culpa por no haber sido la madre perfecta, permitiendo que abusaran de mi generosidad. Solo al poner límites descubrí cuánto me había perdido a mí misma y cuánto había permitido que otros decidieran por mí.