Cuando la familia invade: Dos semanas con mi cuñado y el precio de la tolerancia
Nunca olvidaré la mañana en la que mi cuñado irrumpió en mi cocina exigiendo café. Aquella visita, que debía durar una noche, se convirtió en una pesadilla de dos semanas que desgarró mi hogar y mi confianza en la familia. Al final, aprendí a poner límites y a valorar mi propio espacio.