Entre la fe y el miedo: el invierno que cambió mi vida
Aquella noche en el hospital, mientras mi madre luchaba por respirar, sentí que el mundo se me venía abajo. Nunca fui creyente, pero la desesperación me llevó a rezar por primera vez en años. Lo que sucedió después me enseñó que la fe, aunque dudosa y frágil, puede ser el refugio más inesperado en medio del dolor.