Mis hijos quieren encerrarme: aún tengo mucho por vivir
Me llamo Carmen y, a mis setenta y tres años, mis hijos han decidido que lo mejor para mí es una residencia. Siento que me arrebatan la libertad justo cuando más la valoro, y lucho por demostrarles que aún tengo sueños y fuerzas. Esta es la historia de cómo el miedo a la soledad y el deseo de ser escuchada me llevaron a enfrentarme a mi propia familia.