El eco de los mensajes no recibidos
Mi hijo Pablo me preguntó por qué no salgo con nadie tras el divorcio. No supe decirle que el miedo a la soledad y a la decepción me paraliza, que temo volver a esperar mensajes que nunca llegan. Esta es la historia de cómo enfrenté mis heridas y la presión de rehacer mi vida en una sociedad que no siempre entiende el dolor invisible.