La casa de la abuela no es para quien la espera
Una tarde, mi abuela Carmen nos reunió a mi hermano y a mí para darnos una noticia que cambiaría nuestra familia para siempre. Yo, Lucía, siempre fui la nieta que la acompañaba, mientras que mi hermano Álvaro recibía más atención y cariño de todos. La decisión de mi abuela sobre la herencia de la casa puso a prueba nuestros lazos y desató secretos y emociones que nunca imaginé.