Las llaves que ya no abren mi casa
Mi nombre es Mia y, aunque hace años que no vivo con mis padres, siempre sentí que su casa seguía siendo mi refugio. Un día, al volver como tantas otras veces, mi madre me cerró la puerta en la cara y me dijo que ya no era bienvenida. Desde entonces, mi vida se llenó de preguntas, reproches y una herida familiar que aún no sé cómo sanar.