El jardín de los silencios: herencia, secretos y renacer
Recibí la noticia de la muerte de mi tío Antonio en pleno invierno, cuando la vida parecía detenerse y el frío se colaba hasta los huesos. Junto a mi hermana Lucía, heredamos un viejo huerto en las afueras de Toledo, un terreno olvidado y cubierto de maleza que pronto se convirtió en el escenario de nuestras disputas y reconciliaciones. Entre raíces podridas y recuerdos enterrados, aprendimos que la verdadera herencia no era la tierra, sino la oportunidad de sanar viejas heridas familiares.