La culpa que nunca se apaga: Mi historia entre el amor y el abandono
Desde la primera vez que mi madre me gritó que era una egoísta por no cuidar de mi hermano enfermo, supe que mi vida no sería como la de mis amigas. El peso de la culpa y los mensajes llenos de odio me persiguieron incluso después de dejar nuestra casa en Madrid. Ahora, lejos de ella, me pregunto si alguna vez podré liberarme de su voz en mi cabeza.