No abras la puerta a los secretos
Me llamo Mariana Torres y crecí en una casa donde los silencios pesaban más que las palabras. Una tarde lluviosa, mientras veía a Don Ernesto barrer las hojas del patio, mi hija Lucía me preguntó por qué siempre estaba tan ausente. Ese día, la puerta a los secretos familiares se entreabrió y tuve que decidir si enfrentaba el pasado o seguía viviendo entre sombras.