Las llamadas vacías: El precio de la herencia
Me llamo Lidia y, aunque mis hijos me llaman cada día para preguntarme cómo estoy, siento que sus palabras son huecas. Desde que enviudé y me jubilé, la soledad se ha convertido en mi única compañía, mientras mis hijos parecen más interesados en mi herencia que en mi bienestar. Esta es la historia de cómo el amor familiar puede verse ensombrecido por el dinero y la distancia emocional.