El huésped inesperado: Cuando la familia se convierte en tormenta
Hace seis meses, mi esposa Camila y yo dejamos atrás nuestra ciudad natal en Colombia para buscar una vida tranquila en Medellín. Todo parecía perfecto hasta que su papá, don Ernesto, empezó a visitarnos cada semana, trayendo consigo viejas heridas y tensiones familiares. Entre discusiones, silencios incómodos y la presión de mantener la paz, mi matrimonio y mi salud mental comenzaron a tambalearse.