«Solo Quería un Trozo de Tarta, pero la Reacción de Mi Marido Me Dejó Sin Palabras»
Laura se sentó en la mesa de la cocina, mirando la tarta de cumpleaños a medio comer que había horneado para el sexto cumpleaños de su hijo Marcos. La casa finalmente estaba en silencio después de un largo día de celebraciones, y sintió cómo un raro momento de paz la envolvía. Cogió el cuchillo y se cortó un generoso trozo, saboreando la idea de disfrutar algo solo para ella.
Cuando levantó el tenedor hacia su boca, Javier entró en la cocina. Sus ojos se posaron inmediatamente en la tarta. “¿De verdad crees que necesitas eso?” preguntó, con la voz cargada de desdén.
El corazón de Laura se hundió. Había estado esperando este pequeño capricho todo el día. “Es solo un trozo,” respondió suavemente, tratando de mantener un tono ligero.
Javier negó con la cabeza, su expresión endureciéndose. “Llevas meses quejándote de tu peso. Comer tarta no va a ayudar.”
Laura sintió un nudo familiar apretarse en su estómago. Había ganado algo de peso con los años, pero entre gestionar la casa y cuidar de los niños, encontrar tiempo para ella misma era casi imposible. Esperaba que Javier lo entendiera, pero sus palabras le dolieron más de lo que quería admitir.
“Sé que he ganado algo de peso,” dijo en voz baja, “pero ha sido un año difícil.”
Javier cruzó los brazos, su mirada inquebrantable. “Necesitas cuidarte mejor. Ya no se trata solo de ti; se trata de dar un buen ejemplo a Jaime y Marcos.”
Laura apartó el plato, sin apetito. Sabía que Javier tenía razón en algunos aspectos, pero su enfoque la hacía sentir pequeña e indigna. Siempre había sido ella quien ponía a los demás primero, y ahora parecía que incluso sus pequeños momentos de alegría estaban siendo examinados.
El silencio entre ellos se alargó, pesado e incómodo. Laura deseaba poder encontrar las palabras adecuadas para hacerle entender a Javier cuánto estaba luchando, pero el miedo a otra discusión la mantenía en silencio.
Cuando Javier salió de la habitación, Laura se quedó sola con sus pensamientos. Sabía que necesitaba hacer cambios por su salud y bienestar, pero el camino parecía desalentador sin el apoyo de la persona que se suponía debía ser su compañero.
La tarta permanecía intacta sobre la mesa, un recordatorio de la felicidad que parecía estar siempre fuera de su alcance. Laura suspiró y se levantó, decidida a encontrar una manera de seguir adelante en sus propios términos.