Un Vistazo al Pasado: «La Vio en el Café, y Era una Desconocida»
Tomás estaba sentado en su mesa habitual en la concurrida cafetería, tomando su café y revisando su móvil. Era una típica mañana de sábado en el centro de Madrid, donde el aroma del café recién hecho se mezclaba con el murmullo de los clientes del fin de semana. Estaba perdido en sus pensamientos cuando una figura familiar llamó su atención.
Era Sara, su exnovia de la universidad. Entró con un aire de confianza que parecía iluminar la sala. Su cabello estaba peinado de una manera que él nunca había visto antes, y su atuendo era elegante y moderno. Parecía sacada de una revista de moda, no la chica de pueblo que él había conocido.
Tomás sintió una punzada de nostalgia mezclada con arrepentimiento. Su ruptura había sido amistosa, pero verla ahora, tan vibrante y llena de vida, despertó algo dentro de él. La observó mientras pedía su bebida, su risa resonando mientras charlaba con el barista. Era como si no lo hubiera notado en absoluto.
Cuando Sara se giró para buscar un asiento, sus miradas se cruzaron por un breve momento. El corazón de Tomás dio un vuelco, pero ella rápidamente apartó la mirada, aparentemente desinteresada. Sintió una punzada de decepción pero trató de ignorarla. Después de todo, habían pasado años desde la última vez que hablaron.
No pudo evitar observarla desde lejos mientras se acomodaba en una mesa al otro lado del salón. Estaba absorta en un libro, deteniéndose ocasionalmente para dar un sorbo a su café con leche. Tomás recordó cuánto le gustaba leer, a menudo perdiéndose en historias durante horas.
La cafetería comenzó a llenarse y pronto no quedaban mesas vacías. Un joven se acercó a la mesa de Sara, gesticulando si podía acompañarla. Ella sonrió cálidamente y asintió, invitándolo a sentarse. Entablaron una conversación y Tomás pudo ver la facilidad con la que interactuaban.
Los celos lo carcomían mientras los veía reír juntos. Se preguntó si era su nuevo novio o solo un amigo. De cualquier manera, estaba claro que Sara había seguido adelante, mientras él seguía atrapado en el pasado.
Tomás terminó su café y decidió que era hora de irse. Al levantarse para marcharse, echó un último vistazo a Sara. Parecía feliz, genuinamente feliz, y eso le hizo darse cuenta de cuánto extrañaba esa parte de ella.
Al salir de la cafetería, Tomás no pudo sacudirse la sensación de vacío que se había instalado en su pecho. Había esperado algún tipo de cierre o al menos un reconocimiento por parte de ella, pero en cambio, se sentía más solo que nunca.
El encuentro lo dejó con más preguntas que respuestas. ¿Realmente había cambiado tanto ella o era solo su percepción? ¿Y por qué le molestaba tanto que pareciera indiferente a su presencia?
Tomás sabía que tenía que dejar atrás el pasado y centrarse en su propia vida. Pero mientras caminaba por la concurrida calle, no pudo evitar preguntarse qué podría haber sido si las cosas hubieran resultado de otra manera.