Cuatro horas para salvar a Lucas: el viaje que cambió mi vida
Nunca olvidaré la llamada de mi hermana Lucía: nuestro tío Ramón había muerto y su perro Lucas, un Golden Retriever de trece años, iba a ser sacrificado en menos de un día. Sin pensarlo, nos lanzamos a la carretera, enfrentándonos no solo al reloj, sino también a viejas heridas familiares. Aquella noche, entre lágrimas, discusiones y recuerdos, descubrí que salvar a Lucas era también salvarnos a nosotros mismos.